Pensamiento mágico de los niños

Carlos Illana y Marina Pliego


¿Recuerdas cuando tenías 5 años y pensabas que quizás las personas pudieran volar? ¿Cuando creías firmemente en las hadas, los unicornios, los gnomos...y buscabas todos estos seres fantásticos en el bosque? ¿Cuando esperabas nervioso la llegada del Ratoncito Pérez?

Esto se debía al pensamiento mágico que teníamos entre los 2 y 7 años de edad. En este periodo, el cerebro del niño no es capaz de separar realidad de ficción. La fantasía es real. Ellos creen firmemente en lo que ven, aunque lo que vean sean caballos alados o mariposas con apariencia humana. De ahí esa etapa del amigo imaginario en la que hablan y conversan con él como si le estuvieran viendo... 
Este tipo de pensamiento es muy importante en esta etapa, ya que es la forma en la que los niños buscan explicaciones del mundo, tan grande, desconocido y extraño que les rodea.

Algunas características del pensamiento mágico son:

- Se centra en lo concreto. Por eso, una parte puede tener las características del 'todo' al que pertenece. 

- Dan más importancia al 'continente', a la apariencia. Por eso, un hombre disfrazado con una máscara de monstruo, para ellos será siempre un monstruo.

- Se dejan guiar por asociación de idea-emoción. Por ejemplo, cuando reciben un regalo el día siguiente de ver una estrella fugaz... 'ah, es un regalo porque pedí un deseo a la estrella'. 

- No existe para ellos la palabra imposible. Todo se puede hacer. ¿Por qué no pueden los Reyes Magos repartir juguetes a todos los niños del mundo en una noche? ¡Claro que pueden!

- Todo lo que piensan puede hacerse. Los deseos pueden cumplirse.

A partir de los 8-10 años, sin embargo, los niños comienzan a razonar. La línea entre fantasía y realidad comienza a marcarse con fuerza. 



Desde el punto de vista científico, el desarrollo de la imaginación y la fantasía resultan claves en el desarrollo cognitivo de los niños y la creatividad es una habilidad con innumerables aplicaciones en la vida adulta:

- La fantasía favorece su creatividad, imaginación y sensibilidad. Á estas edades, nos sorprenderá con sus razonamientos y salidas curiosas, porque está naturalmente predispuesto a ello.

-La fantasía facilita su capacidad de entretenerse y no aburrirse. Puede inventarse mil modos de jugar, sin necesidad de aparatos de televisión, videojuegos, etc.

-La fantasía favorece su inteligencia, porque se trata de un ejercicio intelectual en toda regla.

Al hablar de la muerte no cabe aquello de “escurrir el bulto”. Los niños nos perciben como fuentes del saber para resolver sus curiosidades a lo largo de su desarrollo, y en los momentos de muerte su curiosidad se dispara. 

En niños de preescolar, de 2 a 6 años, hay que tener en cuenta que interpretan lo que les contamos de una forma muy literal, por lo que debemos evitar el uso de metáforas (está en el cielo) o eufemismos (está dormido/a). Además predomina la subjetividad, fantasías y pensamiento mágico.

Bibliografía: 






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