Cómo transformar una memoria de pez en otra de elefante

Marina Vicente y Paula Rodrigo

“El cerebro es como un músculo, y ejercitar la memoria, una forma de gimnasia mental. Con el tiempo será más capaz, más rápida y más ágil”

No necesitas haber nacido como un prodigio para tener la memoria de uno de los campeones mundiales de campeonato de memorización y el método para conseguirlo es más fácil de lo que crees. Así lo demuestra una investigación del Centro Médico de la Universidad Radboud, en Holanda, en la que se analizó una serie de escáneres cerebrales.

Boris Nikolai Konrad, uno de los campeones de memoria con más éxito. Estudió con éxito física y ciencias de la computación con asignaturas de matemáticas y administración de empresas. Estableció varios récords mundiales, incluido el recuerdo de 201 nombres y caras y 280 palabras en 15 minutos, ambos en los Campeonatos de Alemania en 2010.

Utilizó una técnica de memorización llamada palacio de los recuerdos o método de loci, también conocidas como estrategias mnemotécnicas (método sencillo para recordar datos, nombres, números, y sobretodo palabras e imágenes).

Rafael Campayo, otro campeón de memoria, en este caso español. Es una de las personas con más fuerza mental del mundo y tiene récords mundiales de memoria. La memoria es fruto de técnica, constancia y confianza.

Pudo comprobar que los estudiantes españoles de Primaria y Secundaria no están a la altura de los rankings internacionales, ya que a ellos les falta motivación y únicamente piensan en superar el examen y no aprender. Desde su punto de vista sería necesario que hubiera una asignatura relacionada con este tema, con la motivación y técnicas de estudio.

Sus técnicas empezaron desde pequeño, ejercitando la memoria con juegos y según fue creciendo a través de ejercicios de memoria. «La mente es como todo, hay que llevarla al gimnasio»

También otros capeones como; Nelson Dellis y Michael Larson.

En conclusión, cualquier persona puede desarrollar una gran capacidad de memoria, empezando desde pequeño aprendiendo cosas insignificantes como un número de teléfono o las capitales de un país, guardándolo en el hipocampo ya para toda la vida. Aunque personas mayores siendo constantes pueden llegar a desarrollar esa capacidad. Sin esfuerzos no hay resultados.