Mi pueblo y otras drogas

Marta Sánchez Carnicero.

Mi principal motivación sin ninguna duda es mi pueblo. Aquel lugar en el que junto, a parte de mi familia y amigos. Donde más desconecto, donde más a gusto estoy, en el que soy yo misma y mucho más libre, quizás por eso me guste tanto, por la libertad y confianza que me da este lugar. Un lugar en el que no hay mucho donde elegir pero que para mí lo tiene todo. Disfrutar de los pequeños detalles y aprender a apreciar lo que tengo, son unas de las principales enseñanzas que me ha inculcado un pequeño pueblo que no cuenta con más de ocho calles.

Aparte, otras de mis grandes motivaciones son mi familia y amigos, aquella familia que elegimos, y con la que me siento realmente auténtica y cómoda, por el hecho de aceptarnos cada uno como somos, y no forzarnos a jugar un papel. En cuanto a mi familia, tanto por parte de padre como de madre, no he podido tener más suerte. Estamos muy unidos y esto me da fuerza para poder afrontar todo lo que venga, ya que se que siempre voy a poder contar con ellos. Entre ambos grupos puedo incluir a una persona muy especial, aquella que puede mejorar mi día con una simple palabra. Sin ninguna duda mi máximo apoyo, mi mayor fuente de energía y mi felicidad plena.

La música, mi compañera diaria, para animar los días malos, y mejorar los buenos. Para mí la música es esencial, no soy capaz de estar un día sin escuchar una canción y mucho menos sin cantar, ya sea en mi cabeza o a través de mi voz, no canto bien, lo tengo muy asumido, pero aun así, lo hago, porque es una forma de expresar cómo me siento.

Viajar y conocer otras culturas y tradiciones me encanta, y al igual que ir al pueblo, me recarga y vuelvo con ganas de más, siempre. Ya sea con familia o amigos, a pequeña o gran escala, es muy gratificante, ya que me llena de recuerdos y experiencias vividas únicas y seguramente irrepetibles.

Estas razones, son algunas de las que día a día me dan fuerzas para seguir adelante y me hacen tener ilusión siempre.