¿Recuerdas qué estabas haciendo el 11- S?
Nuria Illescas Laguna
Existe un hecho muy curioso que siempre ha llamado mi atención. Cuando tiene lugar un acontecimiento de gran importancia, la mayoría de la gente recuerda exactamente qué estaban haciendo en ese momento, dónde estaban y con quién.
El 11 de septiembre del 2001 tuvieron lugar los atentados de Estados Unidos. Yo aún no tenía un año, pero he crecido oyendo a mis padres contar lo que estábamos haciendo mientras los dos aviones secuestrados por terroristas se estrellaban contra las Torres Gemelas. Lo cuentan con todo tipo de detalles: dónde estábamos comiendo, el qué, quién les dijo lo que estaba pasando. Incluso recuerdan el ambiente de la calle y las reacciones de la gente que nos rodeaba. Es como estar viendo una fotografía con muchos detalles.
A este tipo de memoria la denominaron Brown y Kulik, en 1977, “memorias flashbulb” o “memoria fotográfica”. Se trata de un tipo de memoria que conserva el recuerdo de un acontecimiento con muchos detalles, casi como si estuviéramos contemplando una fotografía. Para que este tipo de memoria se forme en torno a un acontecimiento, este tiene que ser inesperado, sorprendente y tener tener importantes consecuencias para la persona que lo vive. Por esta razón, la memoria fotográfica que tienen mis padres de ese momento es más incompleta que la de alguien que estaba presenciando los atentados en persona.
Otro componente que activa este tipo de memoria es la carga emocional que ha provocado ese acontecimiento en nosotros. Son estas emociones que sentimos lo que hace a ese recuerdo especial y provocan que podamos rememorar los detalles que lo rodeaban por insignificantes que fueran. Estas memorias fotográficas se almacenan en nuestra memoria autobiográfica ya que son momentos especiales de nuestra vida y resisten el olvido que provoca el paso del tiempo. Suelen estar relacionadas con acontecimientos históricos o con sucesos autobiográficos muy importantes, como el nacimiento de un hijo. Cuanto mayor es la carga emocional, mayor probabilidad hay de que el acontecimiento quede registrado en las memorias fotográficas.
Cuando este recuerdo fotográfico es sobre un hecho negativo que nos afecta directamente, puede suceder que lo rememoremos continuamente con todos sus detalles. Esta reiteración de la carga emocional negativa que nos provocó dicho suceso nos llevará a tener estrés postraumático, el cual debe ser tratado por especialistas para superarlo.
No se debe confundir estas memorias fotográficas o memorias flashbulb con lo que popularmente se conoce como memoria fotográfica y que, en realidad, debe denominarse memoria eidética. Todos hemos visto personajes en las series de ficción que, con solo hojear un libro, son capaces de recordar frases textuales enteras e incluso en qué página aparecen. También hay personas que afirman saberse de memoria la guía telefónica, por ejemplo. Alguien con memoria eidética, tras ver una foto durante unos segundos, es capaz de decir, por ejemplo, cuántos pétalos tienen las flores de la imagen.
Sin embargo, hay estudios que demuestran, que este tipo de memoria no suele darse en adultos ya que se produce entre el 2% y el 10% de los niños menores de seis años. Pasada esta edad, el cerebro desarrolla otros métodos para procesar la información y este tipo de memoria desaparece. Por lo tanto, no existen estadísticas que confirmen la existencia de la memoria eidética. Simplemente, hay personas con mejor memoria que otras. Por el contrario, las memorias flashbulb sobre un hecho histórico o personal que nos impacte emocionalmente se dan en todas las personas.
Me parece algo muy curioso que este fenómeno, de la memoria fotográfica, le ocurra a tantas personas (de diferentes países, culturas, edades…) cuando suceden determinados acontecimientos históricos. Es como un nexo de unión entre todas las personas del mundo que han experimentado una emoción muy intensa ante un suceso concreto. Parece que estos sentimientos y emociones son tan fuertes y se dan de una forma tan global que hacen desaparecer las diferencias que existen entre las personas. Ante ciertas situaciones, casi todos somos iguales, casi todos reaccionamos de igual manera y, esto, nos une por encima de fronteras y culturas.
Algunos de estos sucesos históricos han marcado a generaciones llegando a ser una seña de identidad de estas. Una vez más, queda clara la importancia de las emociones en el desarrollo de los procesos cognitivos (en este caso, en la memoria), no solo de las personas de forma individual, sino también de la humanidad en su conjunto.
En cuanto al erróneo concepto popular de lo que es la memoria fotográfica, creo que se debe a que nos gusta creer que es posible aprender de esa manera tan rápida y casi sin esfuerzo. A todos nos gustaría poder estar preparados para cualquier examen con tan solo mirar los temas. Sin embargo, una vez más, una creencia popular exagera la realidad: existe gente con mejor memoria y gente con peor memoria pero la ciencia no ha demostrado la existencia de un tipo de memoria que nos permita recordar de esta manera tan sencilla, rápida y eficaz. Además, como ocurre muchas veces, el concepto científico no se corresponde con el significado que la gente le atribuye. Como tantas otras veces, la ciencia se encarga de desmontar estos mitos populares.
Ballesteros Jiménez, Soledad (2017). Psicología de la memoria urbana. Madrid: Universitas.
Fernández Abascal, Enrique (2011). Psicología de la emoción. Madrid: Editorial Universitaria Ramón Areces.
Redacción BBC Mundo [en línea] Fecha del artículo: 2 agosto 2015. [Fecha de consulta: 28 noviembre 2017]. Disponible en: ¿Realmente existe la memoria fotográfica?
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